La marca de la infamia Asesinatos, complicidad e inhumaciones en el cementerio de La Plata

TEMAS:
DESAPARECIDOS,
DESAPARICION DE PERSONAS,
TUMBAS NN,
MEMORIA,
INHUMACIONES,
IDENTIDAD DE LAS PERSONAS,
MADRES DE PLAZA DE MAYO ----

La investigación que integra esta publicación se inició con la última dictadura militar y concluyó en 1982, pero en tanto es parte de un conjunto más vasto de prácticas tendientes a rescatar la memoria y defender los derechos humanos, carece de fecha de término y no debería cerrarse en el tiempo.
Memoria e identidad, dos de esos derechos inalienables e irrenunciables, se conciben únicamente sobre este principio: acción en el presente en base a la comprensión del pasado como única garantía de un proyecto democrático que cada día se cumple y se actualiza.
La tarea emprendida por Adelina Dematti de Alaye -un relevamiento tan doloroso como necesario-, no se limita a la exhumación de los registros de las tumbas NN en el cementerio de La Plata durante el período 1976-1982, sino que obedece a una parte esencial del concepto derechos humanos. Las preguntas ¿dónde están?, ¿quiénes son?, suponen, de tal modo, interrogantes inclusivos: ¿dónde estamos?, ¿quiénes somos?. En tanto estos interrogantes no se despejen, la oprobiosa condición de no identificados pesa, debería pesar, sobre cada uno de nosotros. Esa es la verdadera marca de la infamia.
Exigir conocer el destino de cada detenido desaparecido, la restitución de la identidad de los niños secuestrados, el juicio y la condena a los culpables, persistir en la lucha y establecer vínculos solidarios en el tejido social destruido, son sólo algunas de las tareas realizadas por las Madres en su lucha por la memoria activa, que es, en definitiva, la lucha heredada de sus hijos por una patria más libre y más justa.
La marca de la infamia no es un título más, forma parte de esta lucha indeclinable en pos de la verdad, la dignidad y la justicia. Su edición representa para mí un motivo de profundo orgullo, pero mucho más una obligación de orden moral y político, siendo consciente de que sin el rescate de la memoria y la identidad colectivas no es posible construir una democracia real y permanente. Pablo Bruera