Del televisor a la cacerola... y de la cacerola al televisor Desventuras y replanteos de un hombre de clase media de Buenos Aires

Indice

Prólogo

Capítulo 1: El dolor de ya no ser

Capítulo II: ¿Cómo no confiar en aquella muchacha que se parecía tanto a mamá?

Capítulo III: Tecnología privada para un consumidor privado...de todo

Capítulo IV: El universo nos observa...y no lo puede creer

Capítulo V: ¡Cuidado, Inocencio! ¡No abra la puerta!

Capítulo VI: A.F.J.P.: Aseguramos Futuros Jubilados Pobres

Capítulo VII: Una extraña lluvia que no moja

Capítulo VIII: El peligro de seguir los consejos de los economistas prestigiosos

Capítulo IX: Los inocentes cartelitos de las calles porteñas

Capítulo X: Sábados eran los de antes

Capítulo XI: Un departamento en la costa, de goce platónico

Capítulo XII: Libros sí...supersticiones, no

Capítulo XIII: Inocencio, enemigo del racismo

Capítulo XIV: ALCA

Capítulo XV: Cuando la familia Esquilmao perdió a la nena

Capítulo XVI: La ley no debe ser violada...por los niños pobres

Capítulo XVII: ¿Inocencio pierde la inocencia?

Capítulo XVIII: Ilusiones y pesadillas de Inocencio Esquilmao

Capítulo XIX: Inocencio se informa de la trama secreta de la deuda externa

Capítulo XX: Cuando la familia Esquilmao perdió al nene

Capítulo XXI: ¿Qué es lo que importa: lo de afuera o lo de adentro?

Capítulo XXII: Los financistas quieren cobrar los intereses, no la deuda

Capítulo XXIII: ¿Los argentinos somos genéticamente inferiores?

Capítulo XXIV: De cuando Borges era joven, chupandín y no conocía a la familia Ocampo

Capítulo XXV: ¿Una moralidad de clase...o qué clase de moral?

Capítulo XXVI: Entonces, ¿qué hacer con los retratos, los letreros callejeros, las plazas y los monumentos?

Capítulo XXVII: Catarsis en el hall de entrada del edificio

Capítulo XXVIII: Inocencio se reconoce en uno de sus grandes precursores

Capítulo XXIX: Sin saberlo, Inocencio ya publicó su autobiografía

Capítulo XXX: Entre la AFIP y el psicoanalista

Capítulo XXXI: Se lo llevan todo...

Capítulo XXXII: ¿Un Frente de Liberación Nacional?

Capítulo XXXIII: ¿Qué podemos esperar si los policías roban y los curas pecan?

Capítulo XXXIV: ¿Hacia dónde va Inocencio Esquilmao?

Capítulo XXXV: Inocencio y su frustración en las asambleas populares

Capítulo XXXVI: Todos vivimos gracias al campo

Capítulo XXXVII: De la cacerola al televisor

Contratapa: Con gesto jauretcheano, el autor desmiembra los mitos que pueblan el imaginario de la clase media alrededor de temas claves para comprender la historia, la política, la economía, la identidad nacional, el país que tenemos o nuestro futuro, nada menos. ¿Cómo imagina la Patria este complejo cuerpo social que representa la clase media? ¿Mantiene la esperanza en el juego que propone la democracia a largo plazo? Preguntas de cuya respuesta, en última instancia, depende la Argentina.
De ágil lectura, el libro construye un diálogo ficcional, regado de pasajes de antología y agudos tintes de realidad, entre el alter ego de Galasso, un docente e intelectual de la izquierda nacional, y su compañero de café, Inocencio Esquilmao, un pequeño comerciante porteño, para quien el cambio de siglo, y los acontecimientos que aquí se desencadenaron, fueron momentos de quiebre, de timoneo y de reconsideraciones.
El negocio de la jubilación privada, la ímproba teoría del derrame, la barbarie privatizadora, la gestación de la deuda y el pago de los intereses como cuestión de honor, la sordera constitutiva de cierta izquierda abstracta, el reparto desigual de la torta económica, las burbujas del ALCA, el discurso de la civilización y el progreso para erigir una Argentina por siempre colonial, la ignominia de las calles porteñas -que homenajean a los enemigos del pueblo-, la supuesta inferioridad del ADN de los argentinos, la salida por Ezeiza y el nuevo mito del vivimos gracias a la soja son sólo algunos de los debates en los que se trenzan el narrador e Inocencio. Este personaje interlocutor remeda al Mordisquito de Discépolo, arquetipo de los contras, profesionales y empleados biempensantes de la clase media, atentos a la moda y al pensamiento colonizado.
En este texto, la lucidez y el bagaje teórico de uno de los principales referentes del pensamiento nacional son puestos al servicio de la reflexión y la argumentación, sin olvidar los guiños de humor e ironía. Pero la cuestión sigue siendo, para Galasso, y para nuestro proyecto nacional y popular, para nuestro ideal de país soberano, igualitario y diverso, cómo logramos que los días de cacerolas, humo y piedras se hagan renovación, identidad nacional y justicia; cómo tramamos, junto con la clase media, jamás excluyéndola, una Argentina pujante, para sí, y para todos.