Friedrich Wilhelm Nietzsche Autosuperación del hombre

Indice

In memoriam
Epítome Nietzscheano (de Atilio Milanta)
Algunas motivaciones y gratitudes a la presente edición
Palabras liminares
Scholium

Parte I: El influjo de la sangre
Introito
Acápite 1: Psicología
Acápite 2: Voluntad libre y fatum

Parte II: Primer período
Introito
Acápite 1: Apolíneo y dionisíaco
Acápite 2: Los griegos antes y después de Sócrates
Acápite 3: Cultura alemana del siglo XIX
Acápite 4: Ante todo la vida
Acápite 5: Primera generación
Acápite 6: Genio

Parte III: Segundo período
Introito
Acápite 1: Espíritu científico
Acápite 2: Libre albedrío
Acápite 3: El bien y el mal
Acápite 4: Naturalezas fuertes y naturalezas débiles
Acápite 5: Cultura superior y cultura inferior
Acápite 6: Vivir peligrosamente
Acápite 7: Espíritu libre

Parte IV: Tercer período
Introito
Acápite 1: Tentadores
Acápite 2: Aristocrático y plebeyo
Acápite 3: Nihilismo
Acápite 4: Voluntad de poder
Acápite 5: Superhombre

Epílogo: Ocaso
Introito
Acápite 1: Hombre crepuscular

Anexos
Nietzsche
Narciso Pousa

Contratapa: Según Friedrich Wilhelm Nietzsche, el fin último de toda cultura es el genio, y su mayor aspiración es alcanzar la santidad. En lo más hondo del ser de cada hombre se halla una originalidad productiva; y si uno es consciente de esto, una extraña aureola de lo extraordinario puede llegar a envolverlo. Además, si llega a ser un gran pensador sabrá que su labor consiste en ser un legislador de la medida de las cosas. El gran hombre es hijo de su tiempo, y aunque en apariencia lucha contra sí mismo, en realidad lucha contra su cultura.
Nietzsche enuncia proféticamente que la sabiduría reemplazará a la ciencia en calidad de fin supremo. Con esto, el hombre teórico se encuentra atemorizado y decepcionado por las consecuencias de su propio sistema; todo se le escapa de las manos y ahora la vida le parece cruel.
Tal vez la vida sea un presupuesto para decir cógito ergo sum, pero eso no garantiza una vida completa y lozana. Vivir es un constante imaginar y nada nos prohíbe vivir con la idea de volver a vivir.
Antiguamente los crímenes contra dios o mejor dicho, contra la iglesia eran delitos imperdonables; hoy en cambio, la injuria más lamentable es la que se comete contra la tierra, contra la naturaleza, esto es, cuando lo incognoscible es antepuesto al sentido de la Tierra.